lunes, 11 de enero de 2010

2000 2.0



El sufijo “2.0” comenzó a usarse en informática desde hace mucho tiempo para designar segundas versiones de softwares. Hoy se lo aplica a la misma Internet tratando de relanzar el fenómenos de la red unido a la experiencia del trabajo y la participación de sus usuarios. La segunda década de este ya no tan nuevo milenio tendrá que demostrar si está a la altura de las fantasías que ese número “2” implican.


Youtube supone, además de una maravillosa idea, una arremetida contra las tradicionales leyes de protección a la propiedad intelectual. A medida que la red fue creciendo y los distintos prestadores de servicios pudieron hacer posible a costos razonables las conexiones de banda ancha, la información a compartir entre usuarios pudo desarrollar otras pretensiones de volumen. Así fue posible que a mediados de la década recién concluida, tres personas imaginaran y concretaran un sitio pensado para compartir videos. La mega corporación Google se los compraría poco más de un año después en una de esas cantidades de millones que uno ni siquiera puede comprender que algo, cualquier cosa, valga.

Este sitio funciona de la siguiente manera: cada usuario sube sus videos dando fe que no hay en ellos contenidos que violen las reglas que el mismo sitio fija: entre ellas evitar que se trate de pornografía, antisemitismo y cosas de gravedad similar, por las que el usuario sería dado de baja. Además, y aquí es donde entra el gran conflicto, hay que asegurar que tampoco utilizan contenido que esté protegido bajos las leyes del derecho de autor. La cuestión es que se trate de lo que se trate en la mayoría de los casos el usuario está utilizando música no original, trozos de videos que ha sacado de algún lado, fotos que no son propias, etc. Por lo cual la mayoría de los videos está usando sin permiso materiales protejidos por empresas productoras de música, de contenidos de video para canales de música, noticias, etc. Youtube tiene una suerte de detectores de estas irregularidades y va dando de baja, borrando de su servidor, los videos en falta. Igualmente los juicios se le amontonan por miles de millones y provienen desde todos los sectores de la industria del entretenimiento. Así y todo el sitio sigue en pie y cada vez promete mayores desarrollos.

La empresa ha fijado un criterio bastante particular para llegar a borrar los contenidos. Si el video es exactamente igual a uno original y protegido lo veta primero, pero si un usuario lo ha editado dejando algunas partes solamente, puede ser que permanezca más tiempo en línea. Así y todo hay casos en donde se han dado de baja videos de ediciones caseras de fotos, únicamente por estar acompañados con una música protegida de fondo.

Una de las situaciones interesantes que se ha dado en torno a esto es que como no se pueden publicar los videos que los grupos de música realizan para MTV por ejemplo, los usuarios han optado por producir videos ellos mismos para homenajear a sus músicos favoritos. Es así que el sitio sirve para que muchos videastas, estudiantes de cine, y emprendedores autodidactas se despachen con sus producciones en reemplazo de los videos oficiales que no están permitidos. Los mismos usuarios festejan y apoyan con sus comentarios a muchos de estos videos que están en lugar de los que se ven en la TV.

Fenómenos 2.0

Otro, y tal vez el más incontenible de los fenómenos de apropiación de la red y generación de contenidos por parte de los usuarios es el blog, en todas sus variantes y plataformas similares. Permite que cada uno se exprese de manera escrita, o incluyendo imágenes y links a sitios que alojan video como el comentado Youtube. Podemos pensar que el blog ha llegado justo cuando en el mundo la institución periodística da cuenta de una crisis de credibilidad histórica, y muchas de las voces que se comienzan a expresar en la red vienen a compensar las concentraciones mediáticas, las editorializaciones corporativas y las coacciones tácitas de las empresas que gestionan la información.

Igualmente hay que tener en cuenta que los blogs no son medios de comunicación masiva, ni muchas veces productores de noticias y mucho menos generadores de agenda. Informarse a través de ellos sigue siendo arduo y complejo y así también resulta el mantenerlos y llevarlos adelante. Así y todo constituyen una importantísima herramienta de tránsito no convencional de la información. Tal es así que se piensan asociados a un nuevo tipo de participación ciudadana en este nuevo espacio público que es la red.

En ese sentido están asociados a cierta utopía sobre la información que supone también el sufijo 2.0: mientras más comuniquen lo que saben, sienten y experimentan más podremos entendernos y por consiguiente formaremos comunidades más solidarias y tolerantes. A esta altura la red ya ha dado cuenta que los mismos vicios de las comunidades físicas suelen trasladarse a las virtuales.

Nuevos mapas cognitivos

La participación y la proliferación de los portadores de voces, supondría igualmente un panorama que modificase necesariamente las situaciones tradicionales del estar informado y de apropiarse de lo real. En este sentido sería una especie de correlato de otros fenómenos que la omnipresencia de Internet en los hogares ha ido instalando en los últimos años del 2000.

Hoy sitios generados a partir de tecnología 2.0 permiten generar una red de conocimientos compleja, que proponen un saber consensuado, en proceso y objetable por otros usuarios.

La potencia de buscadores como Google, ha logrado efectos que podrían ser estructurantes sobre la memoria por ejemplo. Al igual que la calculadora ha reemplazado el ejercicio mental para la resolución de operaciones matemáticas simples, el buscador más difundido de la red podría constituirse en un depositario de la responsabilidad de acordarse de determinado tema. La operación mental de relacionar un tema con el otro, de recobrar de ese lugar todavía y siempre misterioso que es nuestra propia memoria, datos, nombres, fechas, hechos concretos, ya es en muchos casos delegada en este buscador o similares.

Situaciones como estas suponen que la red como hoy la estamos conociendo, con sus alcances, dimensiones, y presencia en los hogares supongan algo que va mucho más allá de lo que propone el sufijo 2.0. No se trata de una utopía sobre la información en el mismo mundo que hasta hoy conocíamos, sino que se trata de una forma distinta de conocer el mundo, y eso será sin más, otro tipo de sujetos habitándolo.

No hay comentarios: